26 agosto, 2009

CAPITÁN AMÉRICA: LA METAMORFOSIS DEL DISCURSO POLÍTICO


Por falta de tiempo, envíe éste trabajo cuando ya había cerrado la convocatoria de la Revista Replicante, sin embargo, se encuentra el texto en la sección virtual Replicante Plus ! Esperemos que en la siguiente edición logré entrar mi crónica. Saludos y a continuación el texto:


El Capitán América es un anacronismo para la empresa Marvel Cómic actualmente, porque representa una filosofía y un código ético alejado de la nueva realidad en Estados Unidos. Por ello, los editores decidieron sacarlo de circulación creando una historia que justifique su asesinato, aunque previamente expusieron detalladamente la rigidez que tiene como símbolo y su imposibilidad para representar a una nación que pugna por el fortalecimiento de las políticas de seguridad pública y un cambio en las relaciones internacionales.


Creado en 1941 como contrapeso ante el pesimismo imperante en la juventud por los millares de muertos durante la Segunda Guerra Mundial, el superhéroe fue ideológicamente ensamblado con un nacionalismo férreo, el respeto por las libertades constitucionales y la certeza de materializar el sueño americano. En otras palabras, en el cómic representó el optimismo en las filas de las tropas aliadas que combatían en el frente de batalla en territorio europeo.


Los autores Jack Kirby y Joe Simon lo concibieron desde su origen con los valores que hoy lo caracterizan. Pese a la muerte de su padre y la pobreza de su familia debida a la Gran Depresión Económica, en su infancia sobresalió por carecer de un resentimiento contra la pobreza y las políticas de Estado para contrarrestar los efectos de la Gran Depresión. Al contrario, preocupado por el avance de los nazis y sus proyectos de depuración racial, decide enlistarse en el ejército para combatirlos. Rechazado por reprobar el examen físico para pertenecer a la milicia, decide enrolarse como conejillo de indias en el proyecto Renacimiento, encargado de crear soldados alterados genéticamente y convertirlos en seres humanos perfectos, combatientes que acaben con la guerra evitando cualquier baja.


En contraste con los horrores de la guerra, el código ético del Capitán América, al igual que todos los superhéroes que componen la mitología de las historietas a mediados del siglo XX, tenía la convicción de no matar. Así, era un soldado que no portaba armas, ni mataba o asesinaba, sino que vencía a sus enemigos en combate físico, para entregarlos y someterlos a juicio. Su conducta permitía borrar la perspectiva de la muerte en el cambo de batalla y reforzaba los valores en una sociedad estadounidense aterrada ante la posibilidad de un ataque a gran escala en su territorio.


En el cómic el aspecto visual es trascendental, no sólo por la narración visual de la historia presentada, sino porque refuerza el contenido de la ideología imperante en la ficción. Por tanto, las primeras historias están construidas en tonos opacos, para resaltar el uniforme a colores del Capitán América. Adicionalmente, el diseño del traje impulsa el nacionalismo, porque es la bandera estadounidense estilizada, con la estrella en su pecho y los colores azul, blanco y rojo en el área abdominal, asimismo, en las sienes tiene las alas del águila. A través de sus acciones, los lectores asocian esos colores, las barras y las estrellas como un símbolo de la libertad y enemigo de la injusticia.


Él mismo es una síntesis de la filosofía proteccionista de Estados Unidos, adoptada a mediados del siglo pasado. Desde 1883 la Doctrina Monroe (“América para los americanos”) evolucionó hasta las políticas intervencionistas de Estados Unidos en territorio latinoamericano. Un aditamento que representa esa construcción ideológica es el escudo que lo caracteriza, con los mismos colores de la bandera y la estrella en el centro. Simboliza ese deseo de defender los intereses estadounidenses, reforzado esa noción como una virtud al concederle la propiedad al escudo de ser virtualmente indestructible.


En un análisis detallado de la construcción del personaje, es posible retomar de la semiótica literaria el concepto de ideologema. Porque representa una función intertextual materializada en las diferentes estructuras de un texto y condensa el pensamiento de una sociedad en un momento histórico. De tal forma significa el contenido ideológico narrativo, que la estructura visual presenta en las primeras historietas mantiene una atmósfera de tonos negros, rojos y amarillos, los cuales resaltan los colores de su uniforme así como refuerzan las virtudes del héroe.


En el cómic los elementos visuales representan un importante soporte para las estructuras narrativas, permitiendo la plasticidad del discurso y evita que el narrador explique cada movimiento de los personajes. Con la peculiaridad que las historias perfilan en la estrategia narrativa concebida a su lector modelo con conocimientos enciclopédicos sobre las historias narradas, seguidor de la continuidad de cada número, el reconocimiento de los personajes principales y secundarios. Entre los lectores norteamericanos es posible una mayor comprensión de las historias tratadas, porque en el fondo tocan temas primordiales para las políticas de Estado, incorporadas y adecuadas a la ficción del cómic.


Las traducciones al español de las historias originales llegan a México con un año de atraso en relación con la continuidad estadounidense, por ello, el contexto y el trasfondo político se diluye. En los últimos años, las narraciones del cómic abordan temas políticos y las iniciativas de ley propuestas para reformular políticas de seguridad pública eficaces en el combate al terrorismo. Aunado a lo anterior, plantear nuevas medidas de prevención delictiva supone cambios en las libertades individuales. Principalmente el libre tránsito, la acumulación de armas, y estrictos controles vehiculares y aéreos, que son las libertades fundamentales defendidas por el Capitán América.


Es innegable que la nueva ideología en Estados Unidos a partir del atentado a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, transformó las políticas de Estado y permitió la aparición de leyes encaminadas a reforzar la seguridad interna. Siendo el primer ataque al territorio de su país (o auto-atentado como muchos suponen), repercutió en el ánimo de la población que exige una mayor vigilancia de las actividades de las células terroristas. Por esa razón, Estados Unidos asumió la responsabilidad de intervenir militarmente en los países que difirieran ideológicamente con ellos o que sean sospechosos de acumular armas de destrucción masiva, sin pruebas de por medio, amparados bajo la óptica de amenaza terrorista potencial.


El cómic experimenta y discute a través de sus personajes esa nueva realidad política así como las nuevas relaciones internacionales que emanan de su guerra contra el terrorismo. Más que una propaganda ideológica, las historias exploran las consecuencias que tendría la aprobación de leyes radicales en materia de seguridad. Sin embargo, las narraciones hacen eco del nacionalismo resultante del atentado, del sentimiento de revancha de una nación que vio cómo dos aviones destruyeron el símbolo de su poderío económico. En consecuencia, aprueban la decisión del gobierno de regular sus relaciones con otros países militarmente.


Bajo el amparo de esa política, la industria cinematográfica y del cómic reconfiguraron a sus héroes emblemáticos. En el cine los protagonistas rompían las leyes, actuaban de acuerdo con el bien de la mayoría y durante media película eran proscritos de la ley, hasta el final cuando demostraban que es necesario trabajar fuera del sistema para combatir el crimen y a los terroristas, eran devueltos a la legalidad. Casos que representen esta concepción del mundo es posible encontrarlos en Rambo (1982), Letal Weapon (1987) o Die Hard (1988). Todos ellos operaron en la década de los ochenta y esa filosofía siguió en sus secuelas en los noventa. Mientras que en el cómic los héroes por definición eran proscritos de la ley, tenían libertad para actuar y no rendían cuentas a ninguna instancia judicial, de lo contrario, el Estado les diría quienes eran sus enemigos y cometerían varias injusticias, trabajaban en la clandestinidad, gracias a sus máscaras que protegían su verdadera identidad. Una filosofía vigente en la ficción, y en muchos casos, en la realidad. Recordemos los operativos encubiertos de la CIA o las intervenciones clandestinas en las dictaduras latinoamericanas, intervenciones justificadas con el argumento de preservar los bienes de los ciudadanos norteamericanos en países extranjeros.


Con el atentado a las Torres Gemelas a manos de terroristas locales o extranjeros la figura del proscrito de la ley se volvió peligrosa. Esa transformación en el discurso nacional es perceptible en las películas y las imágenes transmitidas en los noticieros. Ahora, los héroes son los servidores públicos comprometidos con el cumplimiento de la ley y la protección de la comunidad, es decir, los bomberos, los policías y los militares. Un cambio discursivo que repercutió en la ficción de Marvel Cómic.


La saga que cambiaría el panorama general en el Universo Marvel sería Civil War. El arco argumental está basado en la destrucción de una escuela primaria en Stamford, donde un grupo de jóvenes héroes persiguen a un grupo de criminales como parte de su Reality Show, sin embargo, su falta de preparación y pericia ocasiona que en la explosión ocasionada por el villano Nitro mueran los héroes así como 600 personas, entre alumnos y adultos, de un plantel educativo. Similar la situación a las Torres Gemelas, el gobierno considera la regulación de las actividades superhumanas y la creación de un decreto de Ley para evitar que se repita la tragedia. Es en este punto donde se divide la opinión de la nación y sus principales representantes combaten en una guerra civil como respuesta a esa ordenanza. Por un lado, el Capitán América combate contra Iron Man para demostrar que esa ley es una violación a las garantías individuales. El primero rechaza la propuesta porque es contraria a la filosofía de Estados Unidos del siglo pasado así como la demanda de revelar su identidad, mientras que Iron Man aboga por una reestructuración del mundo y el papel de los superhéroes en él.


El enfrentamiento de posturas obliga al Capitán América a pasar a la clandestinidad, como los protagonistas de las películas de acción, para defender los viejos esquemas de trabajo. Su decisión de oponerse al gobierno ocasiona una fractura entre la comunidad de superhéroes, formando bandos contrarios que combatirán entre ellos en una guerra civil. Durante los siete números que conforman la saga principal, los narradores recorren los diferentes puntos de vista al aceptar o rechazar las nuevas disposiciones gubernamentales. Obviamente, quienes apoyaron el decreto de ley fueron los vencedores debido a los anacronismos ideológicos del Capitán América. Es importante resaltar que al momento de asestar el golpe final contra Iron Man, los bomberos y policías son quienes detienen al Capitán América, es decir, los nuevos héroes nacionales son quienes tienen la razón y ellos, finalmente, son quienes lo convencen de que el país debe operar bajo nuevos esquemas.


El Capitán América muere el 7 de marzo de 2007 a consecuencia de tres balazos que recibió al momento de ir a comparecer por sus acciones en la guerra civil. Esa acción es justificada en la saga complementaria denominada Front Line. Ahí, los reporteros Ben Urich y Sally Floyd confrontan al superhéroe al escuchar su versión de los hechos. Parte de la justificación del Capitán América para oponerse al Decreto de Registro Superhumano es que cree “en las libertades fundamentales que nos otorga nuestra constitución, creo que tenemos el derecho a portar armas, derecho a defendernos y derecho a elegir. Hice un juramento para defender a Estados Unidos de fuerzas provenientes del exterior y del interior. Si eso significa levantarme contra mi gobierno y rechazar una ley falaz pasada por mis propios superiores, entonces supongo que eso es lo que significa”. Más adelante, los reporteros le preguntan: “¿Sabe lo que es Myspace? ¿Sabe quién ganó la última Serie Mundial o quién fue el último American Idol? ¿Cuándo fue la última vez que presenció en las tribunas una carrera Nascar? ¿Cuándo fue la última vez que vio Los Simpson o entró a Youtube a ver un video tonto?”, sólo reciben el silencio del Capitán América por respuesta, ante eso, arremete Sally Floyd: “Exacto nunca. Usted habla de los Estados Unidos como si fuera un faro brillante de perfección, pero no sabe casi nada de él”.


En la ficción del cómic, los reporteros, representación de la opinión de la ciudadanía, reacomodan la tensión que significa la regulación de los superhéroes exigiendo la renuncia a la clandestinidad y se registren para que rindan cuentas ante los ciudadanos. Exigen el respeto del decreto de ley, que significa la seguridad de la mayoría, que los responsables de un delito rindan cuentas ante el sistema judicial, sean servidores públicos, delincuentes o terroristas. Para cerrar la idea que tiene el cómic sobre el anacronismo ideológico del Capitán América, Sally lo espeta: “Su problema es que está peleando por un ideal. Es lo único que sabe hacer. Estados unidos ya no se trata de mamá y las tartas de manzana, sino del colesterol de Paris Hilton y de ver cómo consigues llegar a la cima. El país que yo amo trata a los famosos como si fueran de la realeza y a sus profesores como basura. Pero al menos yo camino por sus calles diariamente. Al menos sé lo que son”. En otras palabras, la aceptación ante una nación que ha cambiado su filosofía y las implicaciones que eso trae consigo.


A pesar de la aparente muerte de su protagonista, Winter Soldier sustituye al Capitán América con un nuevo traje, con la variante de representar al nuevo milenio con los mismos colores y portando un arma en la cintura así como una espada. Un universo de relaciones internacionales en tensión y un combate armado con el mundo árabe por parte de Estados Unidos requiere símbolos enérgicos, símbolos que connoten ante los ojos del mundo que se defenderá ante cualquier intento de agresión. Esa nueva filosofía es sintetizada al momento de la primera aparición pública del reemplazo del superhéroe asesinado, al preguntarle sobre el por qué de sus nuevos accesorios y las armas, sólo responde: “Siempre he cargado armas, y ahora que me pinté una diana roja, blanca y azul encima... supongo que las necesitare más que nunca”.


El héroe es sustituido por un personaje repleto de claroscuros con una filosofía diferente y un discurso que apenas empezamos a descubrir. Por ello, las posibilidades del cómic aún están en ciernes y sería necesario esperar para ver los nuevos derroteros y las posibilidades interpretativas que surgirán en torno a él. Más de cincuenta años de historias ofrecen lecturas diferentes, por eso es posible esbozar otras interpretaciones en un género mezclado de ideología, política y preocupaciones comerciales. Los lectores al final, serán quienes explotarán esas vetas, por eso los invito a descubrir ese universo narrativo. ®


Publicado en la Revista Replicante Plus en Agosto de 2009

18 agosto, 2009

LA NOSTALGIA EN EL 70 ANIVERSARIO DE MARVEL COMICS




En el medio de las revistas impresas en Estados Unidos, la industria del cómic es una de las más importantes, tiene tanta relevancia y auge entre la población que el pasado 11 de agosto del presente año, la empresa Marvel cumplió 70 años publicando historias.

Para celebrar sus 70 años, en las principales tiendas de libros y distribuidoras de comics, la empresa ofreció conferencias con editores, creadores y dibujantes de la Casa de las Ideas, donde, como bono extra, vendieron ediciones limitadas y de lujo, así como estampas, álbumes y novelas gráficas, lamentablemente, los festejos no están programados llegar a México.

Sin embargo, en Yucatán la empresa cumplirá alrededor de 40 años distribuyéndose y manteniendo un público cautivo, que ha experimentado los cambios de editoriales y proyectos nuevos para acercar a los lectores a sus historias.

Hace 25 años, compré por primera vez un cómic e intermitentemente seguí su continuidad, los cambios en sus personajes y la desaparición de editoriales. Aún recuerdo la emoción de leer la saga denominada Las Guerras Secretas, mi primer contacto con un universo narrativo en evolución vertiginosa, que irremediablemente me atraparía con cada número.

Distribuida a mediados de los setentas por la Editorial Novedades, ofrecía revistas de superhéroes como Spiderman, los X-MEN, los Avengers y los Cuatro Fantásticos. Después de 25 años, la empresa canceló todas sus publicaciones y cerró sus puertas, dejando historias inconclusas y conclusiones que jamás llegaron, sin embargo, Internet ha llenado paulatinamente esos huecos hoy en día.

En mi baúl aparecen ediciones de Spiderman fechadas en 1975 correspondientes a los números 76, 97, 98, 99 y 100, publicaciones que se conseguían sólo a través de largos recorridos en puestos de revistas usadas, por precios relativamente bajos, 20 centavos cada una de ellas. Sin embargo, cuando eres niño, el dinero es una limitante.

Las revistas nuevas costaban un peso con 20 centavos, apoyados con el famoso precio pacto, cuya calidad era inferior a las ediciones norteamericanas, pero no por ello, menos valiosas. Posteriormente, las ediciones de lujo cobraron importancia, principalmente cuando la editorial Vid distribuyó los comics.

Y, nuevamente, la imposibilidad de adquirirlos, ya que a principios de 1990 Vid tomó las riendas de la distribución y edición, el famoso peso con 20 centavos se elevó a cuatro, luego a cinco y ocho pesos por ejemplar. Después de varios proyectos para abaratar los costos y captar un mayor público de consumidores, dejaron atrás las ediciones de lujo y regresaron las impresiones en papel corriente, con historias mezcladas, los famosos Flip-book (revistas dobles).

Por diferencias en los permisos y la renovación de los contratos para la comercialización de los títulos de Marvel, las historias nuevamente quedaron inconclusas y los lectores a la deriva.

Antes de Internet y las grandes cadenas comerciales, era posible conseguir revistas en el puesto del “Güero”, en la calle 64 entre 61 y 63, donde recibía semanalmente cajas repletas de comics, que obligaban a decisiones difíciles, porque o completábamos las historias que ya teníamos o comprábamos números de colección, cuyos papeles sepia se convertían en polvo al contacto con el aire. Eran momentos de vida o muerte, ya que los consumidores aumentaban cada día, y las revistas disminuían vertiginosamente.

Otro de los puntos obligatorios para adquirirlas era el mercado Lucas de Gálvez. Así, entre una revista de Pimienta y Hustler, encontré el número uno de Marvel Comics Presenta editado por Novedades. Una sensación invaluable, después de caminar y revisar miles de publicaciones de todo tipo por más de dos horas entre condimentos y verduras.

Iniciando el nuevo siglo, la Editorial Televisa adquirió los derechos de Marvel y los comics regresaron. Sin embargo, la innovación que trajo la empresa son los ejemplares denominados Ómnibus y Monster Edition (ediciones de más de 400 páginas), donde presentan historias complementarias de las tramas principales. Sólo resta decir que conmemorar su aniversario significa desempolvar recuerdos, y comprender que mi “ancianidad” es una alternativa para paladear la nostalgia con deleite.

Publicado en Por Esto! 13 de agosto de 2009

09 agosto, 2009

Bienvenidos a la Disidencia Literaria

Desde hace tiempo quería colgar una entrada que no sea exclusivamente literaria ni artículos publicados, hoy por diferentes cambios en mi ánimo, decidí simplemente poner esto:

Hoy iniciamos el tercer viaje por el mundo literario, como toda empresa sólo sabemos que vamos a un puerto nuevo, hoy estamos con otras culturas, otros lugares, y tenemos como barco la disidencia literaria, qué tripulación tendrá, quienes me acompañarán en el exilio, con el tiempo lo sabremos, hoy viajo hacia un proyecto literario sólido: la honestidad literaria.


Estamos en camino..........

08 agosto, 2009

Gustavo A. Madero en los ojos de la disidencia literaria


Entretejidas en el marasmo de concreto de las ciudades están los huesos de traidores y traicionados, una dialéctica frenética que exuda sus propios mitos, sus creencias y se obstina por mantener una cortina que aleja la realidad y forma bandos entre quienes tienen la razón y los errados. Es la ciudad un monolito de papel, donde las palabras adornadas con el cuchillo del preciosismo trafican con las emociones, desangrando la verdad hasta evaporarla de sus hojas.
Un ejemplo de papeles amontonados enfrentados en su afán de legalizar, defender o atacar una postura es la historia de la Revolución Mexicana. Existen análisis de hechos, sucesos y movimientos militares y políticos que determinaron el rumbo de la lucha armada. Sin embargo, entre tantos libros, sobresale la obra de Paco Ignacio Taibo II con Temporada de Zopilotes. Una Historia Narrativa de la Decena Trágica, en la que asistimos a una realidad narrativa que teje los pormenores de una asonada y un golpe militar anunciados hasta la saciedad, protagonizada por los elementos que, a veces, escapan en la reconstrucción histórica: la ambición humana, la ingenuidad, la traición, la conveniencia, la intuición y el orgullo.


A lo anterior, habría que añadir que la historia presentada por Taibo II tiene infinidad de detalles curiosos, pequeños sucesos que brindan un carácter humano a los protagonistas de la primera etapa de la Revolución Mexicana. Sin crear un texto anecdótico, adereza las situaciones con comentarios insólitos, registrados por los testigos de los hechos, como el momento de la liberación de Félix Díaz, quien dice “el 9 de febrero en la mañana estaba rasurándome en mi celda de Lecumberri cuando supe que mis amigos estaban a las puertas de la Penitenciaría”, como si se tratara de una invitación a un día de campo, y no de una fuga de la cárcel.


La narración aborda la complejidad de la megalomanía de los confabulados en el golpe militar de febrero de 1913. Traza las ambiciones y la imagen que tenían Félix Díaz, Victoriano Huerta, Bernardo Reyes, Manuel Mondragón, así como las confabulaciones y presiones del embajador de Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson, para acabar con el naciente movimiento democrático encabezado por Francisco I. Madero en la Revolución de 1910. También, sin adornar la realidad, el autor nos lleva por la ingenuidad del recién electo Presidente de la República al no reconocer el inminente golpe militar en la capital del país, minimizando las advertencias de su hermano Gustavo A. Madero sobre la inminente rebelión militar.


La reconstrucción, también, gira en torno a la figura de Gustavo que representaba la mayor amenaza para los golpistas, principalmente su permanencia junto a Francisco impidió que Huerta se uniera a los militares sublevados porque “…las pezuñas del Chaparro (Madero) me parecen blandas, pero Ojo Parado (Gustavo, su hermano) las tiene duras…”. Así, el encono de los enemigos está dividido. El Presidente representaba la caída de la oligarquía y el cese de sus privilegios. Mientras que Gustavo, quien simbolizaba la mano dura contra los traidores, era quien estudiaba y medía las fidelidades de los enemigos que perdonó la Revolución y que fueron colocados en puesto clave dentro de la estructura militar de un país aún convulso por la revuelta armada.


Con el triunfo del golpe de Estado, Gustavo debía ser eliminado de tajo. Por ello, cuando Victoriano lo entrega a las rebeldes, recibe un castigo brutal. Sacado a empellones de su celda por una turba de militares ebrios y pese a la herida de bala en su maxilar, fue insultado, golpeado y pateado, asimismo le hundieron la punta de una espada en su único ojo bueno, después de ese castigo recibió 37 tiros, le cortaron los cojones y cubrieron su cuerpo de tierra y estiércol. Esa imagen hace que recuerde a la disidencia literaria.


La literatura se escribe de igual forma, es en enfrentamiento entre hermanos donde hay creadores que apuestan por el optimismo y negando el deterioro del país, inventando un mundo diferente a través de preciosismos literarios, con los cuales pretenden desvanecer el horror y la muerte sin sentido que todos los días sacude a México; en el lado contrario, están quienes pugnan por sacudir al lector de su inmovilidad, desterrar la desidia e integrar al mundo, con toda la suciedad que lo envuelve, a la realidad estética. Por ello, Gustavo Adolfo Madero, desde la disidencia literaria te saludo.
Publicado en Por Esto! 4 agosto de 2009

Los desprendimientos góticos del alma

por Rodrigo E. Ordóñez Sosa
y
Tomás Ramos Rodríguez
Escribir desde lejos de la tierra, y no desde el destierro, es lo que hace que la poesía de Álvaro Baltazar Chanona Yza establezca un puente entre dos mares o dos tierras diferentes. Nacido en Mérida, Yucatán, y radicado sucesivamente en Guadalajara, Mexicali y Cancún, donde ha participado en diversos foros nacionales, suplementos y revistas literarias.
En esta ocasión, nos presenta “La alforja de los desprendimientos”, coedición de la editorial Versodestierro en la colección “Las cenizas del quemado” con el Instituto de Cultura de Yucatán y el Conaculta. En este libro plasma sus sentimientos de una manera directa y podríamos decir visceral. La voz de un hablante lírico fluida que no se detiene a mirar la lentitud de las mareas, diferente a concentrarse en el torrente destructor de unas aguas agitadas desde el horizonte de la noche. Como el mismo dice, su alforja es un “cuarto oscuro al que llamamos destino”.
La propuesta de una poesía oscura, desencontrada con la luz del día, nos hace pensar en los poemas que fueron escritos por los poetas decadentistas, los poetas simbolistas y poetas malditos en el siglo XIX. Sin embargo, Chanona Yza promueve estos espacios oscuros dentro de un sitio que es eternamente descrito por la voz poética, donde rara vez aparece un apóstrofe bien definido que nos aclare si nos dirigimos a una mujer, como en el caso del poema “La brillante”, o si es la poesía o el ambiente, o el sitio poético donde el poeta pretende ubicar una voz que va describiendo todo lo que mira desde la pesadumbre de su postura ante la vida, es decir, la luz del mundo es una astilla permanente a los ojos de un poeta cansado, frustrado, sin más ánimos de lo que se encuentra por vivir.
Asimismo, los poemas reflejan un ambiente que recuerda a la literatura gótica, con elementos poéticos que nos arropan en el miedo o el terror, pero más que infundirnos un miedo sobrenatural, nos asfixian con el pesimismo de una sociedad contaminada por la neurosis y los placebos que nos empujan a otros mundos para evitar la realidad. Es por ello que el poeta nos aclara que es “otro hijo necio y bastardo del prozac/ y las anfetaminas”.
De igual forma, los elementos góticos que resaltan en la lectura de los poemas son la referencia a la locura, las características inhumanas que empujan al lector a evitar los espejos, por miedo a encontrar en su cara alguna de las señales de la decadencia moderna que señala el autor. Cada verso refleja una realidad que preferimos evitar, es una invitación para reflexionar sobre el alma en una sociedad basada en la hipocresía y las falsas amistades.
Es un mundo poético que transita en claroscuros intermitentes, con situaciones anímicas que evocan otras realidades. Por ello, tal parece que tenemos a la poesía ubicada en el territorio marino de la noche, y que nunca durante la luz del día, puesto que el único destello claro que podemos mirar en su alforja es cuando se dirige a “La brillante”, así como cuando le habla a la mujer en el poema “Crisálida”. Es un poeta en busca de la esperanza, mas no un poeta desesperanzado, puesto que aún no ha concretado el punto en que se encuentre la revitalización dentro de la figura marina del poeta; es un Simbad que no está varado en la poesía, pero sí en las imágenes que rodean el mundo negro que nos está describiendo en esa mirada que sólo penetra penumbras mas no luz.
La relación que existe entre los mares de Baja California y la nostalgia del Caribe puede ser algo que nos cuestione. Pero en la poesía de Chanona Yza podemos notar que el mar, a pesar de ser un lugar poético mencionado por todos los poetas, es el lugar que no tiene distintivo entre los mares helénicos de la tradición clásica épica, sean el mar de California o el mar Caribe.
En el primer capítulo del libro “Del Caribe esta cosmogonía” los animales del Mayab se mezclan desde la mirada de un poeta en un lugar ubicado en un ideal pasado sobre su imaginación, que nunca busca apegarse a la realidad. Su visión exotista se mezcla con la incursión de vocablos tomados no de la lengua maya contemporánea, pero sí de los lugares y animales que han aparecido dentro de la tradición histórica de la cultura maya, así como sitios de la Riviera de la península yucateca, como Playa del Carmen, desde donde el poeta cierra su primer capítulo luego de meternos a un ambiente desolador, que revalora el pasado por sobre lo nuevo, que le da más validez a la naturaleza por sobre el ambiente urbano y de la ciudad, proponiéndonos la re-creación del mundo por medio del arte.
Vemos al Coatí de Cozumel, un “aristocrático sacbé”, quetzales, al señor de los cielos, a Yal Ku, a Tulum, a los hijos de la X´tabay, donde la naturaleza idílica será la relación de sexualidad-selva, donde lo sexual será una vorágine asentada en la vitalidad del agua (la saliva, el sudor, las rías), donde se abrirán tantas puertas en las que el lector tiene que ubicarse para enterarse de qué es lo que está pasando, y llegamos a un punto del desconcierto dentro de las zonas selváticas de sus estrofas.
El siguiente capítulo le da nombre al libro: “La alforja de los desprendimientos” inicia con un epígrafe de Juan Bañuelos, donde ubica la patria de la palabra para saber dónde estamos. El capítulo avanza en un despliegue de fuerzas malditas que no le dan tregua al lector; el sufrimiento, ante todo, es la única raíz que surge de la garganta del hablante lírico, sufrir, sufrir, sufrimiento extenso en poemas que tienen un tono narrativo. Podemos ver la búsqueda de la angustia como forma de purificación en la estética literaria de Chanona Yza.
El último apartado del libro, titulado “Entre el Erial y el Río”, nos habla del hombre anónimo, aquel que las instituciones y el mundo quieren hundir en la nada, es por ello que empieza la serie de poemas diciendo “Estoy sin ropa y desaseado como una prostituta/ en el cuarto de un hotel de paso”. Nada más anónimo que eso, impersonal y distante. Sin embargo, la voz poética lucha contra la hostilidad del exterior y los gusanos que pululan en los escondrijos del alma. Al final, el poeta decantado expulsa todo hacia el exterior, vacía sus alforjas para decirnos que “mientras más me vacío, más me lleno/ de este apetito insaciable/ de seguir escribiendo”, la única liberación posible es y será siempre a través de la escritura.
Es importante señalar que el lector debe sumergirse en todas las aristas de lo que sucede en el sitio poético del angustiante discurso de Chanona; por ello el autor reserva y modera partes y acciones de su discurso para no soltarnos toda la información posible en este, como si fuera una marea irrefrenable, para que el lector reinvente el mundo que se le presenta por medio de las metáforas, epítetos y demás figuras retóricas, armar con las pistas su interpretación, para apropiarse de la poesía y para volverse uno con la realidad.
Publicado en Por Esto! 29 de julio de 2009

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