26 febrero, 2011

Por qué leo cómics

Muchas veces me han hecho esa pregunta, la respuesta a veces no agrada a todas las personas porque esperan una contestación un tanto elaborada o que justifique mi adicción como parte de un estudio literario más complejo o seudo erudito sobre la estructura o los temas que tratan, sin embargo la respuesta es más sencilla: porque me agradan y me hacen creer en un mundo mejor.

Talvez sean producto de una diabólica manipulación ideológica impulsada por Estados Unidos o Japón, un complot de Disney para monopolizar el mercado, sin embargo el mundo depende de como lo mires; en ellos he encontrado un universo delimitado entre los correcto e incorrecto, entre los valores que aspiramos que tenga una civilización y el compromiso de entregarnos a un ideal hasta verlo convertido en realidad.

Obviamente me refiero a los primeros que coleccioné, ahora las historias están enfocadas a mostrar el mundo como un inmenso gris, donde los superhéroes y villanos están divididos por líneas tan tenues que apenas las percibimos. No hay nada malo en ello, al contrario, la modernización de sus tramas, dibujos y esquemas de pensamiento siempre son bienvenidos, evitan la repetición absurda de modelos que hoy en día parecen obsoletos ante la violencia y la irracionalidad que muchas veces hay en nuestros actos.

En los primeros números que tuve en mis manos, allá en el lejano 1985, me hicieron mantener la esperanza en un mundo mejor, donde las acciones correctas no se confundían, donde no había una conspiración económica, política, religiosa o social escondida, simplemente era una lucha entre dos fuerzas sin medias tintas.

Apenas ayer releí varios ejemplares que conservo en mi librero, al palpar sus hojas amarillentas y pasar los ojos sobre sus historias, renació en mí esa idea de un mundo más sencillo, con héroes que aún inspiran a seguir su camino, no saltar edificios usando nuestra pijama como red, sino esa certeza de que una buena acción impulsará cientos más.

Siempre me han acusado de pesimista, sobre quienes han tenido la desgracia de leer mis esbozos de poemas, para abatir esa idea de una sociedad irremediablemente mordida por las violencia, agusanada y en vías de marchitarse, es que regreso a mis cómics, en ellos bebo ese idealismo que hace falta para regresar otra vez a la realidad y no morir abofeteado por ese olor a cadáver que lentamente se apuntala entre sus huesos.

Definitivamente a esa pregunta, la única respuesta nace de ahí. Cuando leemos no es necesario hacer un desplegado teórico o elaborar una cinta para desarmar el libro hasta sus estructuras mínimas, sino que podemos leer por placer, para entretenernos y aprender algo en el camino, con el cómic pasa lo mismo, los abrimos por placer.
 
Lamentablemente la edad hace que tengamos una justificación para todo, porque perdemos la niñez y ya no hay forma de abrevar en ella en los momentos en que estamos golpeados por la rutina. No necesito explicar más mi punto y quien aún se pregunte por qué leo cómics, dedique unos diez minutos de su tiempo para abrir uno y sumergirse en ese mundo, que talvez no dé consuelo, pero le permitirá creer que los ideales aún existen.

publicado en Por Esto! 26 de febrero de 2011

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