04 noviembre, 2010

LA INVENCIBLE NOSTALGIA

Estoy consciente que la película “The Expendables” no será catalogada como una joya cinematográfica ni mucho menos un reto a la inteligencia del espectador. Sin embargo, debo admitir que como cierre de una etapa, representa el broche de oro perfecto, no sólo por la cantidad de veteranos actores de acción que aparecen, sino porque su argumento retoma todos los elementos de las películas anteriores para contarnos la última aventura cinematográfica de Estados Unidos en las selvas latinoamericanas.

Pese a lo sencillo de la trama, logró mantenerme pegado a la butaca y en ningún momento la acción decayó. Al contrario, fue una espiral de explosiones, madrazos, balazos y navajas volando que cumplieron su propósito de desconectarme de la realidad.

A mediados de los ochentas se configuró el héroe de acción de Hollywood, protagonistas duros y directos, curtidos en mil peleas de cantinas, con armas enormes y capacidad destructiva descomunal, películas donde el trazado moral esta delimitado sin ambigüedades y con una filosofía sencilla: los buenos ganan y los malos mueren. Definitivamente salimos de la sala fracturados por la nostalgia de una época que marcó a muchos de nuestros padres y revivió noches enteras cenando frente al televisor que brincaba en medio de edificios derrumbados y helicópteros destrozados.

Estrenada en 2010, The Expendables congregó a los duros del cine: Sylvester Stallone, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger, Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren y Mickey Rourke. Esa combinación es la propuesta de Stallone para que “las mujeres dejen de preguntar dónde están los hombres de verdad”, una referencia franca de un cine que ha adoptado los héroes estéticos, vaporosos y con más cremas que las actrices.

Ese encuentro de hombres acostumbrados a abrirse camino con la fuerza de sus bíceps y municiones, significó retomar los elementos y lugares recurridos en el género de acción de la vieja usanza. Los protagonistas viajan en grandes motos a través de una ciudad oscura, prostitutas envejecidas, talleres mecánicos y salas de tatuaje para presidiarios, paisajes urbanos cubiertos de oscuridad y botes de basura repletos. Estos son los paisajes de fondo donde se mueven los héroes, quienes a golpes y puñetazos defienden el honor de sus mujeres. De ese “paraíso” son expulsados a las selvas latinoamericanas, para derrotar a los dictadores y narcotraficantes de una isla extraviada.

Sin embargo, los nuevos elementos que aparecen en la trama al principio son imperceptibles, aunque después de reflexionar un poco nos percatamos de ello. En primer lugar andan en sus motocicletas con cascos, utilizan chalecos antibalas, respetan la realidad en los combates cuerpo a cuerpo. Por esa razón Jet Li no logra vencer a Lundgren, cuestionan sus actos y reconocen su discapacidad cultural.

Un elemento nuevo que aparece es un acto de honestidad para Estados Unidos: su intervención en los asuntos de Latinoamérica, porque precisamente un ex agente de la CIA es quien suministra el dinero para sostener al ejercito del dictador, son ellos quienes exigen que se plante la droga y son ellos los ejecutores de la matanza y la tortura que sufren los habitantes de la isla. Una honestidad brutal en congruencia con los héroes que plantea la película y su propuesta implícita es arriesgada: los enemigos de Estados Unidos no provienen del exterior, sino que de sus propias filas salen los arquitectos del terrorismo.

Finalmente, en Internet me encuentro con la declaración de los protagonistas: que si logran vencer a las grandes producciones de superhéroes que abundaron este año, regresarán con un nuevo proyecto. Si es así, no sería lo mismo, definitivamente para mí es un cierre y su última incursión cinematográfica. Espero que comprendan que a veces hay que irnos por la puerta grande.

Publicado en el Periódico Por Esto! 2 de noviembre de 2010

EL DERECHO A HUELGA DE ANTONIO MEDIZ BOLIO


Por: Rodrigo E. Ordóñez Sosa
Presidente de la Red Literaria del Sureste


Buenos días a todos, estamos aquí reunidos para llamar al poeta a posarse en esta línea, como dice el maestro Raúl Renán. Sobre todo, porque he escrito estas palabras antes del incendio de la madrugada, las estoy leyendo con la ciudad teñida de ruido y el luto acechando en las esquinas; acabaré mucho antes que los obreros lleguen rotos a sus casas; y es con esos ojos que quiero hablar del escritor Antonio Mediz Bolio.

En 1907, cuando presentó la defensa de su tesis “El Derecho a Huelga”, arrojó los primeros dardos de sal a la diana de la Justicia, exigiendo lo que hoy tanta falta nos hace: unidad.

Al sumergirnos en ese libro para tocar sus paredes, enseguida comprendemos que es el poeta que arde, y, con su corazón de brasa, exige que todas las relaciones humanas estén regidas por el principio de solidaridad; comprende que el obrero debe rebelarse, por los salarios injustos o los horarios laborales excesivos; sin embargo, poeta siempre, don Antonio Mediz Bolio los exhorta a utilizar el derecho a huelga como último recurso, porque sabe que los más afectados son los obreros mismos.

Es por eso que nos dice que la huelga es “una espada de dos filos que hiere al inexperto que la empuña”, que emplea mucho esfuerzo sostenerla y la pérdida de la producción como resultado de la parada del trabajo. Por ello, exhorta a los patrones a mejorar las condiciones de sus obreros, que se preocupen por su educación y su salud, respetando sus derechos para evitar la violencia de clase.

Pero no condena el uso de ese derecho, sino que invita a agotar todos los recursos del diálogo, para lograr que el patrón entienda que durante una huelga no hay ganadores, porque él pierde su patrimonio, los obreros su sustento, y las familias su alimento.

El derecho a Huelga sería innecesario si las relaciones laborales estuvieran regidas por la igualdad, el respeto y el beneficio de ambas partes. Como el mismo señala en la defensa de su tesis: “los principios…de igualdad, de orden y de paz…triunfarán al fin, como han venido triunfando a través de los tiempos…a veces la pasión humana ha proclamado estos principios entre sangre y fuego, mal comprendiéndolos y mal ejercitándolos. Es cierto que la ambición, la soberbia y la crueldad, han llevado muchas veces falsas banderas redentoras”, pero siempre impulsando a dejar de lado esas pasiones que están hoy en día como clavos ardientes sujetando a la sociedad.

Como dije antes, poeta siempre y luchando por la esperanza desde cualquier trinchera, nos dice que asimilemos las ventajas de la civilización, que tengamos los ideales altos, que abramos nuestro corazón al amor que todo lo redime, para que caminemos con la cara de frente al sol, para que “calentando nuestras almas, ahuyentará de ellas la marchita heladez del egoísmo”.

Y es con esas ideas que alumbran nuestro sendero, con esas ideas que nos desbordan cuando miramos al mundo ahogado en la violencia, tan cotidiana ya, que la saludamos en cualquier esquina, es con ellas que sabemos que su legado esta vivo, tan vigente que rompe el luto y la tristeza de este día, porque el escritor continúa luchando a brazo partido a través de la inmortalidad de la palabra; siempre con la Literatura como cuerda tendida en medio del abismo.

Es por eso, que continuamos año con año reunidos frente a tu busto, para alejar el polvo, para que la única lluvia que descienda sobre tus hombros, sea la que nace de nuestros ojos; aquí estamos y aquí seguiremos, talvez estemos un tiempo más, talvez pronto te alcancemos, y cumpliremos nuestro anhelo de abrazarte.

Cuando le preguntaban por sus versos a un apreciado poeta yucateco, contestaba que los tenía reunidos en un libro llamado La Hoguera y a quienes lo buscarán les hacía una sola advertencia: sólo eran legibles a los cantores del fuego; y con esa idea en mente, Hermano Antonio, fue que recorrí tu Tierra del Faisán y del Venado, donde comprobé que sabe a lumbre, a incendio que no podrá contener el paladar más ártico.

GRACIAS



*Discurso Pronunciado ante el busto del escritor Antonio Mediz Bolio en la Plaza que lleva su nombre en el Centro Estatal de Bellas Artes, durante su LIII Aniversario Luctuoso.

10 septiembre, 2010

Presentan libro “Palabra y reflexión” de Oscar Ortega

Ayer se presentó el libro “Palabra y reflexión” de Óscar Ortega Arango, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán.

Los comentarios estuvieron a cargo de los poetas Rodrigo Ordóñez Sosa y Manuel Iris. El primero destacó que el autor es un excelente maestro porque motiva a sus alumnos a cuestionar y pensar, además de que convive con ellos.

Comentó que al analizar la riqueza de aportaciones presentes en el libro se destaca que la modernidad en Latinoamérica y la nueva visión del mundo nos dejan como herencia un alma desgarrada para resguardarnos de la tormenta, de ahí que una de las propuestas del libro es mirar hacia nuestro continente para estudiar y revisar sus producciones literarias.

Exhortó a los interesados en el tema a leer esta obra porque considera que es una plataforma que les permitirá responder los planteamientos del panorama literario actual.

Por su parte, Manuel Iris dijo que hay que leer esa obra de Ortega Arango para saber cómo escribir un ensayo.

La obra fue editada por el Consejo Editorial del Instituto de Cultura de Yucatán y el CONACULTA. Reúne un total de doce textos que presentan aproximaciones a discursos literarios latinoamericanos producidos desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la primera década del XXI.

Óscar Ortega Arango es Licenciado en Lingüística y Literatura por la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá, Colombia; cursó estudios de maestría en Literatura Hispanoamericana en el Seminario Andrés Bello del Instituto Caro y Cuervo; es Maestro en Literatura Mexicana por el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana de Xalapa, Veracruz, México. Recientemente, presentó su examen de grado en el Doctorado en Filosofía de la Universidad de Hamburgo (Alemania). Entre sus publicaciones están: “Villa y Zapata: Hombres en el papel” (2004), “Principios de interpretación del discurso literario” (2005) y “Género y representación” (2008); la colección de fascículos Educ-arte en género (cuatro fascículos) (2009), entre otros.

Publicado por Victor Lara en Por Esto! 10 de septiembre de 2010

08 septiembre, 2010

“De la vida cotidiana para contar”, una interesante recopilación

El Salón de Consejo de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) fue escenario de la presentación del libro “De la vida cotidiana para contar”, de Jorge Luis Canché Escamilla, que fue presentado por los doctores Pedro Hernández Herrera, Carlos Bojórquez Urzaiz y Rodrigo Ordóñez Sosa.

El autor, profesor e investigador en economía, en entrevista comentó que su libro recoge una serie de artículos escritos a lo largo de varios años, exactamente en el período comprendido del 2003 al 2005, tiempo en el que continuó escribiendo notas relacionadas con la vida a manera de crónicas, las cuales ha tenido la fortuna de que fueran publicadas en diversos medios periodísticos, principalmente en los diarios POR ESTO! y Tribuna, ambos de circulación regional, el primero de Yucatán y el segundo de Campeche.

Mencionó también tener la suerte de andar en diversas actividades que se dan en la vida y realizarlas con pasión e interés, lo que ha dado lugar para conformar el contenido de su presente obra, por lo que ser un observador de la vida cotidiana, el deseo de compartir las experiencias adquiridas y recibir comentarios favorables a tales escritos ha motivado está segunda entrega.

Dijo tener en claro que las exigencias son cada vez mayores al tener el interés por la pluma y la conjunción de letras que se transforman en palabras, relatos o crónicas como las que ahora se presentan, por lo que empezar a escribir con regularidad en el género de la crónica ha sido sumamente complaciente, tanto que las satisfacciones del comienzo se han sumado día tras día y la posibilidad y oportunidad de escribir sobre el acontecer, la forma de hacerlo y comunicarlo, marca la diferencia entre el que quiere y puede hacerlo.

Durante la presentación, el Dr. Carlos Bojórquez Urzaiz señaló la escritura de Jorge Luis Canché Escamilla atestigua cuanto ocurre en el entorno en que se mueve, cuyas esencias las vincula a su constante añoranza por poblados como Halachó, lugar al que lo ligan elementos incluso consanguíneos, por lo cual allá está a cada rato y apoya sin ningún interés a los editores de una valiosa revista bilingüe, por lo que ocupemos la mirada en este libro que se presenta, tomando en consideración las cosas referidas, porque ellas son la atmósfera que explica esta hermosa colección de artículos que es seguro será del completo agrado de sus lectores.

El valioso comentario del Dr. Pedro Hernández Herrera señala el magnífico e interesante trabajo editorial que no solamente recrea la alegría de vivir, sino demuestra que la economía no está reñida con la escritura y la lectura.

Por su parte, Rodrigo Ordóñez Sosa, presidente de la Red Literaria del Sureste, comentó que las virtudes del autor son inigualables por la forma en que cuenta las anécdotas en su obra, la cual hace de manera fresca y juvenil, pero sobre todo es un rescate de la historia, en este caso de lo que es la colonia Sambulá, de cómo realiza un recorrido por todos esos juegos tradicionales que se han ido perdiendo, los remedios caseros de las abuelitas, todo ese universo que engloba desde la anécdota misma en sus relatos en el libro, además de los valores que resalta el autor, como las tradiciones familiares de cómo armar el muñeco de año nuevo y todo lo que hay alrededor, como estamos acostumbrados a verlos, que pasan desapercibidos y que son esas pequeñas semillas que nos van a dar el cimiento para nuestros recuerdos.

Publicado por Luis Tamayo en Periódico Por Esto! el 8 de septiembre de 2010

06 septiembre, 2010

CHARLES BAUDELAIRE: LARGA VIDA AL REY

El primer libro de poemas que tuve en mis manos fue “Las Flores del Mal”, del poeta francés Charles Baudelaire. Con una edición que incluía apenas unas 20 de esas preciadas flores me refugié en un café para leerlas hasta agotar el licor que desprendían. Con infinidad de líneas subrayadas y unas ligeras manchas en sus bordes, estuvo conmigo en los primeros años de la universidad, latiendo en mis manos cada vez que lo releía para comprender que la poesía es un acto lúdico, rebelde, combativo, que es la vida misma cambiando con cada frase; mientras más experiencia adquiría, los poemas se transformaban en un festín de significados.

En su 143 años de aniversario luctuoso efectuado el pasado 31 de agosto, el fundador del Simbolismo Poético creó una veta de exploración sensorial para los escritores a través de la teoría de “correspondencias”, que explica la vinculación entre los aromas y los recuerdos; también, la síntesis de un universo de ideas a través de un símbolo, la ambigüedad en la significación de sus textos catalogados en su época de inmorales, herejes y que un jurado determinó que debía suprimir seis poemas y pagar una multa de 300 francos.

Con el concepto de correspondencias expandió el universo conceptual de la poesía, utilizando la experiencia sensorial para entrelazar los recuerdos y la vida cotidiana en sus poemas. Asimismo, recurrió a la perturbación de los sentidos como metáfora del trastorno espiritual del hombre ante la llegada de la modernidad urbana e intelectual a París.

Posteriormente, publicó “Pequeños Poemas en Prosa”, cuyo tema central es la vida cotidiana de todas las clases sociales, así como continúa relatando su asombro ante la renovación arquitectónica que experimentó la ciudad con la creación de las avenidas, calles y edificios durante mediados del siglo XIX.

Ante una ciudad cambiante por enormes construcciones arquitectónicas, consolida su término Spleen, esbozado en su primer libro. Dicho concepto sintetizó un estado de ánimo que aglutinó la sensación de tedio, hastío y aburrimiento envueltos por una imperceptible tristeza que se niega a abandonarnos, la cual obliga a los poetas a salir a las calles a convertirse en un espectador de los males, la alegría y las derrotas de sus congéneres, pero siempre como un observador que no interviene ni interactúa con ellos, sino que sólo consigna la realidad a través de la poesía.

Acuñó el término “paseante” para describir sus largos paseos por los barrios y avenidas que le sirvieron para observar los cambios espirituales asociados a la renovación urbana de París. Entonces, la principal herramienta del poeta es la mirada, aquella contemplación que le permite conocer la discriminación de los desposeídos que ven desde las ventanas de los lujosos restaurantes a los clientes comer, ser testigos de cómo son echados del nuevo paraíso, verlos temblar de frío y peleando todos los días por un mendrugo de pan. Por ello, la crueldad utilizada en sus poemas tiene como objetivo despertar la indignación de los lectores.

Son muchas las aportaciones que hizo el poeta, desde el impacto de los avances tecnológicos en el pensamiento, el cambio de la concepción de ciudad o la doble moral burguesa; sin embargo siempre será reconocido por el compromiso social que demostró en sus obras sin que signifique sacrificar la belleza poética.

El vigor de su renovación estética sólo encontró un obstáculo: la sífilis. En marzo de 1866 la enfermedad le produjo un ataque de afasia y hemiplejía que lo mantuvo postrado y mudo en una cama de hospital hasta su muerte en agosto del año siguiente. Así, pese a que el rey ha muerto, su voz aún tiene larga vida.

Publicado en Periódico Por Esto! el 2 de septiembre de 2010

20 julio, 2010

EL TERCER REINO: LA VIOLENCIA

La lluvia persistente del domingo me recuerda mi temor de ahogarme, en un diluvio como lo describió Cintio Vitier, expulsado de mi paraíso artificial por fragmentos de hueso y chatarra. Siempre me atemorizó esa idea, por ello, me entretenía dibujando figuras indescriptibles, imprecisas, caóticas sobre la humedad de la ventana, pequeños conjuros para mantenerme a flote, sí, mi terror se transforma en tormenta.


En esas condiciones descubrí El Tercer Reich de Roberto Bolaño. Lo compré hace dos semanas y pospuse su lectura por diversos motivos, sin embargo, ante el panorama desolador que pintaba la lluvia, preferí iniciarlo, para sacudirme un poco esa tristeza instalada en mi casa.

Dos horas después y una lluvia menos, estaba inmerso en la complejidad de Udo Berger, un muchacho de 25 años de edad proveniente de Alemania, quien decide vacacionar en un poblado de España, aunque sin abandonar su deporte favorito: los juegos de guerra. Ahí en Costa Brava veraneaba con su familia y regresó con su novia Ingeborg, para fortalecer su relación. Durante un recorrido conocen a dos alemanes, Charly y Hanna, que los conducen al lado oscuro del poblado, representado por el Lobo y el Cordero, siniestros trabajadores de verano. También, están Frau Else, la encargada del hotel, el Quemado que insinúan es extranjero y cuyo cuerpo está desfigurado supuestamente por torturas que le infligieron los nazis.

La novela es un regreso al origen representado por un puerto vacacional de la infancia, compuesto por la seguridad que nos daban nuestros padres, los amores juveniles representados por Frau Else y los amigos que prometieron mandarnos cartas. Pese al deseo de Udo de encontrarse con la felicidad, irá descorriendo la fantasía hasta encontrarse con una realidad más oscura y amenazante. Donde su afición por los juegos de guerra desencadenará las claves de su destino.

Lentamente, Bolaño nos introduce al mundo del protagonista a través de la estructura de la novela, la cual es un diario de campaña que nos permitirá conocer el desencanto ante el derrumbe de la infancia, donde las alegres lloviznas ahora son tormentas que muestran la verdadera cara del poblado: fetidez emanando de las alcantarillas, cuerpos atestados en los bares, trabajadores malhumorados y los personajes que romperán con todo: el Lobo y el Cordero.

Ambos son alegorías de la ingenuidad y el salvajismo que imperan en el ser humano, su sola mención hace que el ambiente sea enrarecido con sus dobles insinuaciones y las aventuras desafortunadas que viven con ellos, donde la tragedia y los secretos irán develándose lentamente.

Como siempre, la lluvia será la constante en sus relaciones con los habitantes del poblado. Las primeras gotas los obligan a refugiarse en los bares alejados de la zona turística, conociendo el lado oscuro de la industria hotelera, e intrigados por la vida detrás de las recepciones y las barras de cantina, se hundirán hasta romper sus lazos de amistad.

Obsesionado con los juegos de guerra, Udo se distanciará de su novia al quedarse encerrado en el cuarto de hotel pensando en nuevas estrategias y escribiendo un artículo para las revistas especializadas. En esta situación conocerá al Quemado, un trabajador a quien introducirá a su mundo de juegos, con un final inesperado.

La novela permite al lector adentrarse en la nueva percepción de la vida que adquiere Udo, quien será convertido de un ser racional campeón de los juegos de guerra a un personaje desprovisto de certezas, paranoico, lleno de dudas y temores, con enemigos imaginarios ocultos en la forma de empleados de hotel, guardias de seguridad y socorristas de la Cruz Roja.

Al llegar al final de la lectura, contemplo el jardín de mi casa, donde mi hijo comienza a jugar con las primeras gotas de la segunda lluvia vespertina del domingo, con nostalgia pienso en el paso del tiempo. Leo el periódico con desgano, porque sé que muy pronto el agua podría convertirse en plomo, en una ráfaga de balas cruzando la calle hasta golpear los cristales, destrozando mis conjuros; me entristezco nuevamente, porque al igual que Udo, siento que el peligro acecha sin materializarse, por la violencia que recorre mi país, tal vez llegue mañana para convertirnos en un número más, fríos e insensibles abrazados bajo el aguacero de verano.

Publicado en el Periódico Por Esto! y Revolución con Letras

13 julio, 2010

Juan Hernández Luna: un cadáver en la ciudad

A los 47 años falleció Juan Hernández Luna, el pasado viernes, a las 15 horas, debido a un fallo renal. En sus obras reformuló los paradigmas del género negro, dejando que el misticismo y lo sobrenatural invadan las ciudades creadas a partir de la Nota Roja. Sus obras representativas son: “Tabaco para el puma”, “Cadáver de ciudad”. “Me gustas por Guarra”, “Tijuana Dream”, entre otras.

Precisamente, Cadáver de ciudad fue la novela que me acercó a su obra, en ella comprendí la Literatura Gore y las implicaciones de la violencia como metáfora de nuestra fragilidad. Hernández Luna obtuvo con Tabaco para el Puma, el premio internacional Dashiell Hammett, en 1997, como texto policiaco, mientras que Cadáver de ciudad es su continuación, en la que nos presenta una ciudad de estructuras golpeadas, de relaciones humanas vacías, satisfacción sexual a cualquier costo, representación de la destrucción física y simbólica del sujeto.

Cadáver de ciudad tiene como personaje principal a Skalybur, el Inmortal, quien en la primera novela desapareció al líder de una banda delictiva en plena catedral poblana, a través de un inverosímil truco de magia. Al concluir su sorpresivo acto, huyó hacia una playa olvidada en Baja California para autoexiliarse. Sin embargo, recibe un cheque en blanco a cambio de aclarar la castración de un millonario pervertido. Para develar el misterio, deberá sumergirse al mundo de la pornografía “dura” y la prostitución, manejado por sectas secretas.

La estructura del texto está articulada en 8 historias alternadas en cada capítulo, las cuales se irán entretejiendo. Así, expone la idea de ciudad muerta a través de la bestialidad de los protagonistas, en la descripción de la violencia contra las mujeres, la zoofilia, necrofilia, masturbaciones a la menor provocación, pedofilia, canibalismo, degradación y necrofília. Con una velocidad trepidante para impedir la sensación de asco u horror, las escenas cambian, los narradores de las ocho historias van mezclándose y los grados de violencia varían. Es por ello que en un cuadro vemos un asesino, mientras que la historia siguiente el protagonista tiene relaciones sexuales con un ganso decapitado.

El hilo argumental es sencillo y transcurre en forma lineal para exponer sin ornamentos la fragilidad del ser humano. No hay espacio para sacralizar la muerte a través del funeral, porque todos los cadáveres son disueltos, arrojados, mutilados o enterrados como fardos sin sentimentalismo ni lágrimas. El cuerpo literario sangra y convulsiona para entendamos que la mortalidad es inevitable. No importa descubrir quiénes están detrás de los crímenes, porque el texto sugiere que los espacios vacíos del poder en las sectas son ocupados inmediatamente; por cada psicópata muerto, surge otro. Entonces comprendemos que presas y cazadores tienen el tiempo contado, y son reemplazados sin que nadie los recuerde.

Después de todo, la estética propuesta por la Literatura Gore es que el ser humano carece del sentido de la supervivencia. Las novelas tienden a crear una atmósfera que sofoca al lector con narraciones detalladas e imágenes violentas, para recordarnos que la inmortalidad está basada en la ilusión de olvidar que la muerte acecha detrás de cada segundo.

El horror de la muerte en soledad nace desde la primera línea, cuando el primer narrador es abandonado por su esposa. Lentamente extermina todos sus recuerdos de su vida pasada al acabar con cada uno de los peces que su mujer le dejó como herencia, así los recuerdos se desvanecen. Sentimos no sólo el abandono de los personajes, sino la imposibilidad de restaurar la armonía del mundo.

Hernández Luna promovió el proyecto Literatura Siempre Alerta, taller puesto en marcha en 2005 con el objetivo de fomentar el gusto por la lectura entre los policías, rescatistas y bomberos. En el programa estuvieron involucrados los escritores Paco Ignacio Taibo II, Carlos Montemayor, Eduardo Monteverde, Alí Chumacero, Juan Villoro, y muchos otros. Siempre con la idea de acercarlos a la Literatura, tradujeron varios textos a claves policiacas, como el Quijote de la Mancha y Cien Años de Soledad.

El programa perteneciente a la Academia Mexicana de la Lengua, del Centro de Investigaciones y Docencia Económica, tuvo entre sus logros más destacados la consideración de incluirlo en la iniciativa Mérida como un método de capacitación policiaca. Una propuesta que truncó su repentina muerte.

Adiós querido Hernández Luna, al final siempre supimos que seríamos cadáveres en una ciudad plomeada hasta sus cimientos, con la esperanza que nuestro deceso reciba el encabezado principal de la Nota Roja, en vez de perdernos en uno de sus bordes.
 
Publicado en Periódico Por Esto! y Revolución con Letras 13 de julio de 2010

06 julio, 2010

Moby Dick: el drama ecológico

La multiplicidad de interpretaciones que genera una obra literaria al entrar al universo de los lectores, nos permite conocer su capacidad para abrir sus significados. Cuando leemos un libro nos apropiamos de cada palabra, y las explicaciones que brinde el autor son una guía, pero evidentemente la lectura final dependerá de nosotros.

 
Un ejemplo de lo anterior es Moby Dick, de Herman Melville, publicada el 14 de noviembre de 1851. Su aparición no representó un éxito literario, sino que muchos años después sería reconocida por su entramado simbólico, aunado a los conocimientos enciclopédicos y detalles que conservó en sus páginas sobre las técnicas de caza de ballenas, puntos de vista de la biología, religión y ciencia del siglo XIX.


El arco argumental podemos sintetizarlo como la persecución del capitán Ahab contra la ballena blanca que da nombre al libro. Hechos que son narrados por el protagonista Ismael, ofreciéndonos un retrato de las obsesiones que los impulsan. Junto con su amigo Queequeg vivirá en el barco Pequod para ganarse la vida como ballenero, travesía que acabará con el hundimiento del navío al enfrentarse la humanidad y la naturaleza.


Uno de los motores que impulsará al capitán a recorrer el mundo será la perseverancia, virtud que sostiene su mundo de obsesiones y la complejidad de su espíritu. Entre los elementos que rodearán y darán forma a la personalidad de los tripulantes estarán: la obsesión, la venganza, la religión, el idealismo y la entrega. Circunstancias que son puestas al límite en la inmensidad del mar y la obligada convivencia entre marineros conformados por voluntarios de diferentes naciones.


La metáfora destacada por los analistas del texto es el Barco como representación del mundo. Cómo se organizan y discuten diferentes puntos de vista dependiendo del origen de cada tripulante, los cuales son olvidados para alcanzar un beneficio común: la caza de ballenas como remuneración económica.



Umberto Eco postula que la obra literaria es un mecanismo perezoso donde el significado de las palabras e interpretación final están marcadas por los conocimientos que tenga el lector, su capacidad para asociarlo con otros contextos, las ideas vigentes de la época, los hechos recientes o la historia.


Así, actualmente leemos la novela y asociamos sus significados con las referencias que se han hecho en varios géneros literarios o televisivos hasta de los negocios. Esa resignificación de las palabras está latente en nuestra imaginación sin que lo advirtamos. Como es el caso de la cafetería Starbuck, cuyo nombre lo toman del primer oficial de la embarcación o en algunos diálogos televisivos que retoman la primera oración del libro para parodiar la obra.

Utilizar la perseverancia del capitán Ahab sirvió en la década de los 90s para retratar psicológicamente al agente Fox Mulder de la serie X-files. Las referencias a la novela son muchas: estrenada en noviembre, el nombre de la mascota de Dana Scully es Queequeg, el apelativo cariñoso que usaba su padre en ella era Starbuck, entre otras.

 
Ahora, su interpretación es dirigida al discurso ecologista y sus descripciones de la caza de ballenas como una crónica de la crueldad. Los protagonistas experimentan un cambio de valores porque pese a arrancarle una pierna al capitán y destrozar embarcaciones balleneras, será la alegoría de una especie resistiéndose a la extinción. Mientras, Ahab será el símbolo de una industria desprovista de valores e interesada únicamente en el beneficio económico, sin considerar el medio ambiente.


Así, la novela presenta posturas encontradas en todos los ámbitos sociales. Con un clásico como Moby Dick, redescubrimos el potencial que aún tienen esas novelas para ofrecernos una certera lectura del mundo y de nuestro presente, que desearían muchas obras escritas en la última década.

Publicado en Periódico Por Esto! y en la revista Revolución con Letras

27 junio, 2010

IVÁN THAYS: EN ALGÚN LUGAR DE LA LITERATURA


El regreso a la normalidad en la Literatura de principios del Siglo XXI significó para Jorge Volpi el cierre necesario para reinventar la narración a través de un análisis profundo de América y la inclusión del discurso latinoamericano en la visión del mundo global, sobre todo con la decadencia del Realismo Mágico.

Siguiendo esa lógica, aparece la novela un Lugar Llamado Oreja de Perro del escritor peruano Iván Thays, quien alejado del exotismo construye la complejidad de la realidad actual y su impacto en las relaciones personales. Con un tema aparentemente intrascendente, un hombre incapaz de escribir una carta-respuesta a su esposa Mónica para preguntarle por qué lo abandonó, el autor profundiza sobre las relaciones de pareja y reflexiona los estragos de la violencia, representados en el poblado Oreja de Perro.

No es extraño que a lo largo de la narración se desarrolle un combate contra la amnesia. El protagonista lucha con el miedo a despertar en medio de la calle sin saber quién es, sin percibir que su vida ha comenzando a vaciarse de la materia que alienta esos recuerdos, llegando esa amnesia tan temida a través de un mecanismo para conservarla: la palabra escrita, una carta y las anotaciones en su cuaderno.

Ese temor de su infancia lo obliga a extender el mítico hilo de Ariadna para recordar el camino a casa. Como adulto desarrollará un mecanismo semejante con la libreta que guarda en su maleta. Ahí, apunta todas sus ideas para redactar la carta, pero descubrirá a través de esas reflexiones que ya ha perdido todo.

Al llegar a Oreja de Perro deambula por sus calles sin motivación, porque sin esposa e hijo, pierde la materia de sus recuerdos. Comprende en un momento de abandono la similitud que tiene con un caso que cubrió para su noticiero y que inicia la novela: un hombre amnésico y los testimonios de los sobrevivientes de los combates, porque al igual que ellos la vida es una batalla contra el olvido.

No es casual que el protagonista sea un periodista desencantado. Con el objetivo de preservar en la memoria de la sociedad el último acto político del Presidente en turno y del éxito de ese movimiento depende la permanencia de su partido en el poder, el protagonista advertirá que perdió su capacidad para escribir.

Contrario al objetivo de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de usar al poblado como símbolo de la pacificación y la reestructuración de una ciudad asolada por la guerra civil, a través de un programa de asistencia social así como la búsqueda de la verdad y la preservación de la memoria, el protagonista de la novela comprende que la memoria personal “es una espía”, desmantelándolo hasta convertirlo en un ser inseguro de sus propios decisiones.

Con una narración sintética, asistimos al descubrimiento de las historias personales de los personajes que irán tocando su vida: un amnésico que estudia chino, Scamarone que es un fotógrafo viejo y cínico, Jazmín, una muchacha embarazada, Tomás quien es un muchacho que lo persigue, varias antropólogas y militares. Sin embargo, pese a lo trágico de muchas de esas vidas, percibirá su propia indiferencia.

Como muchos escritores latinoamericanos después de la Generación del Boom, sus historias están desprovistas de referencias locales, son ciudades o pueblos sin rasgos exóticos, sin peculiaridades locales, al contrario, son espacios universales ya que esos problemas ocurren simultáneamente en todas partes. Todos estamos queriendo escribir una carta que no logra salir, porque hemos perdido mucho en los últimos años.

Al igual que muchos novelista, Iván Thays experimenta una nueva forma de narrarnos la realidad a través de los engaños que usamos para recordar. En esa novela breve descubriremos que los recortes de periódicos, las cartas, los videos y los testimonios no sostienen nuestra memoria, sino que la reemplazan hasta dejarnos fuera de nuestra vida y como espectadores indiferentes la vemos continuar desde un lado del camino.

publicado en el periodico Por Esto! y la revista Revolucion Con Letras.


EL FINAL DE UNA ERA


Nunca he tenido padres, únicamente un puñado de libros que me sostienen a través de la mirada, que conforman mi columna vertebral con palabras, con vida y en constante asombro. Pareciera que la muerte es una estación de paso, un pequeño obstáculo que superar antes de estrellarnos de lleno con la nada.

Los grandes íconos de mi generación inician su descenso al reino del polvo y la niebla, revelándonos que hemos comenzado a morir lentamente junto con ellos, que ese aliento que mantuvo vivo a los combatientes en sus trincheras del siglo pasado están doblegándose ante el tiempo.

Con la muerte de Carlos Montemayor, José Saramago y Carlos Monsiváis asistimos a ese derrumbe. El año pasado nos dejaron el poeta malagueño Francisco González Pedraza, la poeta uruguaya Idea Vilariño, el escritor Mario Benedetti, el escritor de ciencia ficción J. G. Ballard, Mercedes Sosa, el periodista Baltasar Porcel, el escritor Jorge Enrique Adoum, el escritor y músico Jim Carrol, el escritor cubano Cintio Vitier, el antropólogo Claude Lévi-Strauss, entre muchos otros. Su desaparición significa el final de una etapa de combate a las grandes dictaduras, los guerrilleros, la Generación del Boom, del Medio Siglo y las ideologías que dividieron al mundo en dos bandos.

Considerado por Jorge Volpi como el último escritor latinoamericano, Roberto Bolaño también dejó su legado en la memoria de las jóvenes generaciones que necesitaban un ejemplo para romper la Literatura de los últimos años. Esta reestructuración del Siglo XXI apenas es una etapa de experimentación para continuar con el camino que nos legaron los grandes novelistas y poetas.

Un grupo de nuevos escritores luchan día con día para ocupar un puesto en los grandes vacíos que comienzan a avizorarse en el terreno. En todos los campos de la creación, el espectáculo y la música se ha iniciado el proceso de cerrar una etapa, dejándonos a la deriva y en manos de los sobrevivientes el reto de encontrar una nueva forma de expresarnos, de apropiarnos a través del lenguaje de una realidad violenta, apática y cínica.

Sin embargo, su legado no queda atrás e incinerados junto con el cuerpo de los escritores. Al contrario, es necesario releerlos, mirarlos nuevamente para evitar que sus detractores conviertan sus discursos literarios en fragmentos, frases sueltas fuera de contexto, como bien lo apuntó Milan Kundera, los grandes pensamientos son transformados en una síntesis, en imágenes para auto-engañarnos que conocemos su obra.

Que mejor forma de enterrar una obra literaria que explotando la pereza de muchos lectores. Un ejemplo importante de esa pulverización de los discursos es El Capital de Carlos Marx, la cual muchas editoriales vendieron, con notable éxito, versiones abreviadas, libros de citas, que muchos consumieron con voracidad para lanzarse a las calles diciendo que conocían el texto, cuando en realidad sólo sabían unas frases sueltas de un pensamiento complejo.

De antemano sé que esta advertencia no es necesaria para quienes ven la Literatura como una forma de entender la realidad, de recorrer los derroteros del alma, de sentirla como el mayor placer existente o como un escudo ante la incertidumbre del paso del tiempo. Talvez no conocí en persona a muchos de los escritores, pero muchas veces es mejor quererlos por su obra.

A todos mis muertos queridos que pueblan mi librero, que me han acompañado en las épocas de felicidad y desventura, a quienes con una frase exacta supieron evitar que el abismo nos devore irremediablemente, a todos ellos no les digo adiós, al contrario, seguiremos encontrándonos en las mesas de café, en las horas muertas, en los momentos más tristes, porque en ellos comprendo por qué los considero amigos verdaderos.

08 mayo, 2010

Jornada de homenaje al escritor Carlos Montemayor


por: Víctor Salas

Carlos Montemayor tuvo una vida de letras y canto. Las letras le dieron una vida más allá de su prematura muerte. El cáncer lo consumió, sin embargo, su fuerza investigadora, su capacidad de acumular experiencias de sociedades antiguas en la contemporaneidad, que luego transformaba en novelas o en literatura etnolingüística, han hecho posible que todo él, con sus lentes cuadrados, pipa en labios, pelo ensortijado y peculiar tono de voz, permanezca entre nosotros, como si el día de hoy nos lo fuéramos a topar en algún céntrico café meridano, enfundado en una guayabera blanca, -que le iba muy bien-, a la espera de con quién platicar, que eso le satisfacía enormemente.
Visitaba Mérida y de ella el café Express. Ahí me lo encontré después de habernos conocido en el Distrito Federal, cuando el era Director de Extensión Cultural de la UAM y su instancia organizó el Primer Premio Nacional de la Danza, evento en el que participé y rechacé un segundo lugar que se me había ofrecido. Montemayor se enteró de mi osadía y me invitó a su oficina para tomar café y averiguar qué había sucedido conmigo. Waldeen y Ana del Castillo me confesaron que mi obra había conseguido tres votos, de los cinco jurados, pero que Cristina Gallegos y su Danza Libre Universitaria, tenían el apoyo del escritor y por eso las cosas habían quedado como quedaron. Montemayor me invitó a un programa de radio y me ofreció una entrevista en la revista de cultura de la UAM, en las que dije lo que me vino en gana. Era una forma de congraciarse conmigo. Muchos años después, al entrar en el Express, una voz me preguntó “disculpa, eres Víctor Salas?”, ¿Carlos Montemayor?, respondí. Nos reímos, me invitó a sentarme con él y recordar todo aquello.
El, ya era amigo de mi hermano Lorenzo. Nos vimos en una segunda ocasión y ya luego nos saludábamos a la distancia pues siempre andaba acompañado.
Bien. Por ese tipazo se efectuó la Segunda Jornada de Actividades en Homenaje a Carlos Montemayor, durante la cual, Juan Cristóbal León Campos, Manuel Tejada Loría y Rodrigo Ordóñez Sosa, seleccionaron partes de sus obras y escritos y las expusieron con una minuciosidad y extensión digna de reconocimiento. Era como escuchar una cátedra, a la cual nada más le tendríamos que sustraer, todo lo biográfico, parte sin embargo, fundamental de lo expuesto, pues en esas exposiciones nos enteramos de datos que explican su postura social.
Ir a la letra, es algo hermoso. Mostrarnos el resultado de ese encuentro, da emoción. Eso hacía Carlos Montemayor. Eso nos dijeron, con distintos prismáticos, Manuel Tejada, Juan Cristóbal León y Rodrigo Ordóñez.
Para hablar de su prosa se utilizó a Nadhiezda Camacho y Agustín Abreu, quienes leyeron a buen ritmo y hermoso tono de voz, fragmentos del ejército parrafal de Carlos Montemayor.
Antes de la liturgia de las palabras, se proyectó un video con imágenes del homenajeado cuyo fondo musical fue la propia voz del escritor, quien había sido cantante de ópera.
Jorge Cortés Ancona con el rigor que sabe imprimir a estos eventos, fue el moderador y tuvo, -por lo tanto-, la responsabilidad de situar a cada ponente en su justa actividad curricular.
Publicado en Por Esto! 30 abril de 2010

22 abril, 2010

Carlos Moreno Medina: La Poesía Sepultada


A mi padre en su primer aniversario luctuoso


Al terminar de leer unos esbozos de poemas en el Colegio de Bachilleres de Yucatán en el plantel Kanasín cuando en forma inesperada me llego un mensaje anunciando que mi padre había muerto, en los últimos versos de los Heraldos Negros de César Vallejo comprendí, por primera vez, la potencia de los golpes tan fuertes que anunciaban los bárbaros Atilas, cuyo andar es regido con paso fúnebre.

En la orfandad desesperada e inesperada, recordé el Taller de Literatura Yucateca impartido por el poeta Raúl Cáceres Carenzo, el cual me llevo de la mano para conocer a los escritores yucatecos sumergidos en el olvido. Así, en medio del luto y el hallazgo de un filón literario, al menos para mí, descubrí al poeta Carlos Moreno Medina.

Con una vida marcada por las carencias económicas, el alcoholismo y la literatura enredada en cada aspecto de su existencia, me solidarice con él, en muchas formas me recordaba a mi padre, quitando lo último, parecía que releía los 30 años que pasamos juntos, el hambre y las casas austeras en extremo, el rechinar de dientes al momento de pasar junto a las grandes mansiones. Al superar la interiorización de su biografía, descubrí que sus textos aún guardan un poder demoledor, un dolor tan humano, convertido en metáfora hiriente.

Los aportes literarios de Moreno Medina son perceptibles a primera vista, sus versos construidos a través de la modernidad y la naciente soledad del ser humano en un mundo diferente, en una ciudad que iniciaba su proceso de expansión hacia los cuatro puntos cardinales, con sus avenidas devorando el horizonte hasta convertir a Mérida en un bloque de concreto.

Sin embargo, su trabajo se ha diluido con el paso de los años, recordado únicamente por los conocedores de las letras yucatecas, sólo a través de aquel taller tuve conocimiento de su trabajo. Con el dolor y la pérdida amenazando con devorar mis bordes, leí su poema A Flor de Angustia, en el comprendí que “la vida descansa sobre la flor de la espuma”, y su fragilidad es la única verdad que evadimos.

Es por eso, que es necesario difundir y analizar los aportes que hizo el poeta yucateco a la literatura, y con ese objetivo como meta, la Red Literaria del Sureste-Nuestra América en coordinación con el Instituto de Cultura de Yucatán realizará la mesa denominada “Recordando al Poeta Carlos Moreno Medina”, en la cual se presentará una semblanza de su vida y obra, entre los participantes estarán Jorge Cortés Ancona, subdirector de Literatura del ICY, Rodrigo E. Ordóñez Sosa y el escritor Marco Antonio Rodríguez Murrillo, en el auditorio de la Biblioteca Manuel Cepeda Peraza éste martes 16 de marzo a las 19:30 horas.

La Red Literaria del Sureste decidió recordarlo para evitar que su obra poética continúe sepultada en el olvido, para evitar que la metáfora del frío, que tanto odiaba el autor, continúe apagando su voz, ya que su trabajo, descubierto y recomendado por José Revueltas hace varios años atrás, representa una nueva cara de la poesía, es un canto que redescubre no sólo las diferentes etapas del espíritu humano, sino de nuestra tierra.

El homenaje al poeta me obliga a regresar nuevamente a mi librero, para revisar los últimos autores que me han acompañado a lo largo del año, ahí Carlos Moreno Medina me recuerda, a través de sus versos, que el olvido es una presencia deshojada en la geometría del tiempo, columpiándose en la nostalgia, anhelando encontrar un modo de infiltrarse y borrar los últimos pasos que dio mí padre, para brindarle noche y cuerpo a la pena.


Publicado en el Periodico Por Esto! y en Revolución con Letras

13 marzo, 2010

INVITACIÓN

Por este medio invito a todos los interesados a acompañame el próximo martes 16 de marzo a las 19:30 horas en la Biblioteca Manuel Cepeda Peraza para recordar al poeta yucateco Carlos Moreno Medina, quien ha caído en el olvido, es por eso queremos rescartarlo de la tirania del olvido. En la mesa participarán Marco Antonio Murrillo con la lectura de sus poemas, Rodrigo E. Ordóñez Sosa con una breve lectura de la semblanza de su vida y su obra, mientras que Jorge Cortes Ancona comentará las aportaciones que ha hizo a la literatura yucateca.
Los invito a todos y ojalá puedan acompañarnos en el rescate de un autor yucateco de la talla de Carlos Moreno Medina.

Poesía en Arizona




Por azares del destino y gracias a Tomás Ramos, me enteró hoy día que durante la 13th Annual Spanish Graduate Conference se presentaron algunos poemas míos en la universidad de Arizona.


Acá un fragmento de parte de mis poemas que exhibieron en las mesas:




...Digo cuchillo


y mis versos mueren desangrados,


sobre su cadáver empuño el rifle


y monto guardia,


talvez mi país quiera romper mi puerta.






Como siempre Tomás gracias y me deja una grata sorpresa y alegría saber que parte de mis textos sean difundidos. Dejo igual unas fotos de las mesas donde estuvieron colocados los poemas, los cuales a manera de cuadros fueron puestos en las mesas.

25 febrero, 2010

LATINOAMÉRICA: FORJANDO UNA IDENTIDAD


*Discurso pronunciado en el marco de la Identidad Latinoamericana y Caribeña por Rodrigo E. Ordóñez Sosa.


Buenos días a todos los que nos acompañan en la celebración del Día de la Identidad Latinoamericana y Caribeña.

Hace un tiempo, mientras leía una biografía de Fray Servando Teresa de Mier y Noriega, el autor desde sus páginas me formulo la siguiente pregunta: “¿hasta cuándo seremos considerados como seres paradisíacos y lujuriosos, criaturas de sol y agua?...¿hasta cuándo vamos a ser considerados seres mágicos guiados por la pasión y el instinto?”, ese cuestionamiento a más de ocho años de distancia continúa oscilando en mis pensamientos, sobre todo hoy en día, en que la globalización nos lleva de la mano, a los estereotipos culturales, simplificaciones de modelos étnicos y construyen personajes sin identidad desde la industria del entretenimiento y la literatura comercial. Es una duda razonable, porque los modelos culturales son el telón de fondo para representar caricaturas de los latinoamericanos y borra de un plumazo cualquier rasgo de dignidad e identificación entre nosotros.

José Martí con su ensayo “Nuestra América”, Andrés Bello con su poema “La Agricultura de la Zona Torrida”, el poeta yucateco Carlos Moreno Medina en su trabajo titulado “América”, nos exhortan a mirar nuestro continente a través de su grandeza natural, de sus jóvenes naciones, a mirarnos y reconocernos en nuestras creaciones culturales, a alejarnos de las imitaciones de los modelos occidentales y encontrar nuestro lenguaje, con sus formas y giros, para cimentar las raíces de nuestra identidad como latinoamericanos.

Históricamente mantenemos una batalla a muerte con nuestro pasado, centrados muchas veces en el hubiera, en qué hubiera sucedido si la conquista no se consumaba, emborronamos cuartillas plasmando una América diferente, cuando deberíamos usar esa energía en recobrar nuestro pasado prehispánico como cimiento para forjar un proyecto a futuro, partir de ese hecho concreto para reconstruir la esperanza de la identidad continental.

Ese proyecto a futuro debe trascender las fronteras políticas, porque son sólo eso, líneas impresas en los mapas para delimitar fríamente un continente. Porque si América cae herida, por la daga de la indiferencia y los localismos fundados en las contradicciones, es nuestro deber ir a buscarla, con el fusil de la razón en el hombro, para reconstruirla, cimentarla en la hermandad de sus pueblos, y entregarle lo mejor que podemos ofrecerles: la voluntad de cambiar el mundo.

Eso es lo más importante, pareciera que pese a su juventud, América está cansada, golpeada por guerras externas e internas, los desastres naturales, nuestras tambaleantes economías, la desesperación y la angustia, pareciera que hemos olvidado nuestro compromiso como seres humanos: entregarle a nuestros hijos un futuro, donde la ética y la congruencia entre la acción y el pensamiento sean los ejes rectores de su vida, donde la solidaridad con el sufrimiento de nuestros hermanos latinoamericanos esté presente en todo momento.

Haití es un ejemplo de los problemas que nos faltan por solucionar como latinoamericanos, debemos exigir que los abismos económicos que separan a una nación de otra sean abolidos, pugnar por una mejor política económica internacional, para que todos los países se desarrollen con igualdad de oportunidades, porque como lo expresó José Martí: “estos tiempos no son para acostarnos con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas en la almohada…las armas del juicio que vencen a las otras”. Es tiempo de reconocernos en nuestras similitudes y diferencias, es tiempo de que seamos una Latinoamérica unida para afrontar hombro con hombro lo que el destino quiera arrojarnos.

Gracias

18 enero, 2010

EL LIBRERO PERDIDO



…el vigor del peregrino sólo admite plenitud de trayectorias.
Jorge Pech Casanova

Aún recuerdo el día que lo conocí, en una calurosa noche de abril mientras estudiaba en la facultad de Antropología, se acercó a nuestra mesa para conversar sobre los libros que lo apasionaban y su vocación de librero, pese a las adversidades y las escasas remuneraciones económicas que dejaba la Literatura para quienes vivían de promoverla, seguía ejerciendo su vocación. Su nombre, don Pepe Medina y librero por convicción, profesión que intercalaba con varios trabajos temporales para subsistir.



Nació el 8 julio del 1943 y ante el Registro Civil lo asentaron sus padres con el nombre de José de Jesús Herrera Medina, trotamundo sin más y con la peculiaridad de haber estado en los momentos históricos de Yucatán durante el auge de los movimientos sociales en 1970, haberse sentado a la mesa con los escritores de renombre de la época, haber regañado a los gobernantes en turno y con un libro de anécdotas siempre iniciado, pero que si no alcanzó a tocar el papel, se quedo grabado en todos quienes lo conocieron.

Era, fue y es un peregrino literario, inmerso en la búsqueda de ejemplares raros y libros imposibles de conseguir en las librerías de renombre, un hombre con contactos hasta los países más recónditos del mundo, quienes le enviaban volúmenes de poesía catalana, española, mexicana, yucateca y hasta en japonés. Exiliado en el Distrito Federal, repatriado por sus amigos y vuelto a lanzar por los caminos, mantenía contacto con todos los jóvenes en los cafés, en la Casa de Todos, donde ejerció un tiempo como saca borrachos, y adicto a la noche pese a sus 63 años de edad seguía implacable por las noches, impulsado por un insomnio frenético.

Estuvo cuando Ernesto Che Guevara a travesó Mérida clandestinamente y pernoctó a la espera de la Revolución. Estuvo hombro con hombro durante la euforia de los Sindicatos promovida por Efraín Calderón Lara. Siempre conservo sus historias en mi librero, aquel que ha comenzado a acumular muertos con el paso de los años, sin darle tiempo a la madera de esconderse en los tonos sepia del polvo.

Entre un centenar de anécdotas que escuchamos durante la madrugada, tal vez la más humana y la que recuerdo con más cariño, fue cuando nos encontramos en la Flor de Santiago con mi familia y tenías la barba de varios meses, mi hijo creyendo que eras Santa Clos se acercó a ti para darte la mano. Como siempre tu risa cálida, tu mirada desbordada por la alegría al escuchar su ocurrencia, lo sentaste junto a ti para escuchar su lista de regalos y acabar con un Feliz Navidad y un largo Jojojojo.

Algunos dicen que falleciste el pasado 10 de enero a causa de la diabetes, sin embargo, sé que usted debe hallarse recorriendo los confines de la ciudad, dando vueltas entre las tertulias de los cafés, y no es que haya muerto, sino sólo es un librero perdido que espera regresar a casa.

Como último adiós quiero leerte los versos de Elías Nandino titulado el Mundo y el Hombre:

Cuando naces,
nace el mundo.
Cuando mueres,
los dos perecen.

El tiempo que vives
el mundo dura
y los dos se apagan
en la misma tumba.

Hasta siempre don Pepe Medina, a usted que le apasionaban los libros y la literatura como forma de vida, a usted cuya risa estridente y andar por las calles sonámbulas ya formaban parte de la ciudad, no se preocupe por nosotros, sólo estaremos un rato más peregrinando por los días, pidiendo asilo a los años, y pronto nuestros caminos volverán a cruzarse.

Publicado en Por ESto! 13 de enero de 2010


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