08 mayo, 2010

Jornada de homenaje al escritor Carlos Montemayor


por: Víctor Salas

Carlos Montemayor tuvo una vida de letras y canto. Las letras le dieron una vida más allá de su prematura muerte. El cáncer lo consumió, sin embargo, su fuerza investigadora, su capacidad de acumular experiencias de sociedades antiguas en la contemporaneidad, que luego transformaba en novelas o en literatura etnolingüística, han hecho posible que todo él, con sus lentes cuadrados, pipa en labios, pelo ensortijado y peculiar tono de voz, permanezca entre nosotros, como si el día de hoy nos lo fuéramos a topar en algún céntrico café meridano, enfundado en una guayabera blanca, -que le iba muy bien-, a la espera de con quién platicar, que eso le satisfacía enormemente.
Visitaba Mérida y de ella el café Express. Ahí me lo encontré después de habernos conocido en el Distrito Federal, cuando el era Director de Extensión Cultural de la UAM y su instancia organizó el Primer Premio Nacional de la Danza, evento en el que participé y rechacé un segundo lugar que se me había ofrecido. Montemayor se enteró de mi osadía y me invitó a su oficina para tomar café y averiguar qué había sucedido conmigo. Waldeen y Ana del Castillo me confesaron que mi obra había conseguido tres votos, de los cinco jurados, pero que Cristina Gallegos y su Danza Libre Universitaria, tenían el apoyo del escritor y por eso las cosas habían quedado como quedaron. Montemayor me invitó a un programa de radio y me ofreció una entrevista en la revista de cultura de la UAM, en las que dije lo que me vino en gana. Era una forma de congraciarse conmigo. Muchos años después, al entrar en el Express, una voz me preguntó “disculpa, eres Víctor Salas?”, ¿Carlos Montemayor?, respondí. Nos reímos, me invitó a sentarme con él y recordar todo aquello.
El, ya era amigo de mi hermano Lorenzo. Nos vimos en una segunda ocasión y ya luego nos saludábamos a la distancia pues siempre andaba acompañado.
Bien. Por ese tipazo se efectuó la Segunda Jornada de Actividades en Homenaje a Carlos Montemayor, durante la cual, Juan Cristóbal León Campos, Manuel Tejada Loría y Rodrigo Ordóñez Sosa, seleccionaron partes de sus obras y escritos y las expusieron con una minuciosidad y extensión digna de reconocimiento. Era como escuchar una cátedra, a la cual nada más le tendríamos que sustraer, todo lo biográfico, parte sin embargo, fundamental de lo expuesto, pues en esas exposiciones nos enteramos de datos que explican su postura social.
Ir a la letra, es algo hermoso. Mostrarnos el resultado de ese encuentro, da emoción. Eso hacía Carlos Montemayor. Eso nos dijeron, con distintos prismáticos, Manuel Tejada, Juan Cristóbal León y Rodrigo Ordóñez.
Para hablar de su prosa se utilizó a Nadhiezda Camacho y Agustín Abreu, quienes leyeron a buen ritmo y hermoso tono de voz, fragmentos del ejército parrafal de Carlos Montemayor.
Antes de la liturgia de las palabras, se proyectó un video con imágenes del homenajeado cuyo fondo musical fue la propia voz del escritor, quien había sido cantante de ópera.
Jorge Cortés Ancona con el rigor que sabe imprimir a estos eventos, fue el moderador y tuvo, -por lo tanto-, la responsabilidad de situar a cada ponente en su justa actividad curricular.
Publicado en Por Esto! 30 abril de 2010

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